martes, 13 de enero de 2009

CRÓNICAS PARISINAS II










Llegamos al punto de encuentro. Allí nos esperaba nuestra guía local y anfitrión. Tenía cara de cansado, lógica consecuencia después de un día de trabajo. Por el contrario, nosotros irradiábamos energía, felicidad y alegría. Pensar en este paseo nos renovaba el espíritu aventurero. Nuestro entusiasmo fue contagioso, logramos sacarle una sonrisa y distenderlo. Los tres comenzamos a caminar por la rivera del Sena rumbo hacia el embarcadero donde salían los lanchones para hacer la excursión. Mientras caminábamos me sorprendió ver a un señor pescando. Descubrí que a su río lo tenían totalmente saneado y limpio, sin contaminación y todos los cuidaban. Me parecía un cuento de fantasía, imposible, comparando con nuestro mal trecho Riachuelo. Pero no era posible y en una ciudad tan populosa como es París. Recordemos que el río va rodeando toda la ciudad. Mientras conversábamos sobre esto, nos fuimos acercando a nuestra nave. El lanchón (así lo denomino, pero creo que debe tener otro nombre técnico), tenía capacidad por lo menos para doscientas personas, distribuidas en dos pisos al aire libre. Mientras nos acomodamos, la tarde comenzaba a cambiar de color. El sol se iba acercando hacia el horizonte y la ciudad se pintaba de un tinte especial. Cambiaban los olores. Todo se iba preparando para la noche.
Había alegría por doquier arriba del barco. Nuestros compañeros de viaje eran de diferentes nacionales, pero la mayoría de ellos europeos. Me sorprendió la alegría de los italianos, hacían la excursión en grupo. Muchas familias españolas y los más aislados eran argelinos. Fuimos aconsejados viajar en la planta alta, y no fue en vano el consejo, la vista era espectacular.
El coloso de metal zarpó. Comenzó a deslizarse lentamente por las aguas del río. Otra vez recorríamos la ciudad desde otro lugar y otra vez la vista de la ciudad era diferente. El río iba asumiendo un color plata con dorado a medida que avanzamos. Pudimos apreciar los puentes, hermosas obras de arte. Sin embargo otras misceláneas cautivaron mi atención. A la vera del río había anclados barcos viejos, perfectamente cuidados, con jardines, perros, bicicletas. Muchos bohemios habían cambiados sus casas por estas flotantes y disfrutaban del atardecer en el Sena. Después cruzamos varios barcos que realizaban cenas románticas a la luz de la luna por el Sena. ¡Quién podría resistirse a una declaración de amor bajo esas circunstancias y en ese lugar! No pude dejar que mi mente vagara imaginando esas escenas. Mientras tanto en nuestro barco sonaba una agradable melodía en francés con una base de soul. Seguíamos nuestra ruta y de pronto cruzamos otro barco en cuyo interior se festejaba un casamiento y todos los comensales ataviados como tales. El sol cada vez se veía menos, y nos dirigíamos hacia la réplica de la Estatua de la Libertad, realizado por el mismo escultor que realizó la de New York. La imagen final para el cierre de este viaje fue el sol reflejado sobre el agua, iluminando apenas a la torre Eiffel y en el otro ángulo en claros oscuros, la estatua de la libertad. En nuestra vuelta, la ciudad nos iba prendiendo sus luces a medida que íbamos avanzando. ¡Que decir!!¡¡ La ciudad luz es bellísima de noche!! Las parejas caminaban por su vera, despacio saboreando la luz tenue de los faroles que con sus curvas distraían el romance de ellos.
El paseo por el río finalizó. Sin embargo la noche era templada, diáfana e invitaba a seguir disfrutando de la ciudad. Antes de cenar fuimos a disfrutar del espectáculo de agua y luces en los jardines de la torre Eiffel, a caminar por la avenida del arco del triunfo y luego a cenar. No se porque pero mientras realizábamos este recorrido, despacio llenado nuestras retinas con este espectáculo, pensaba en Astor Piázzola.
Nos fuimos a cenar a un bonito lugar, recomendado y con típicas comidas francesas, que por cierto disfruté ampliamente con un buen vino, lástima mi acompañante, quién es joven y aún sin refinar sus gustos culinarios, no lo disfrutó de la misma manera. Nuestra día concluía y nos fuimos a dormir felices del día disfrutado. Pero cada día prometía mejor, al siguiente teníamos preparado un viaje a la historia y a transportarnos a las épocas imperiales, de reyes y cuentos de alcoba, íbamos a recorrer castillos sobre el Sena y el río Loire.

Proteger nuestra tierra

Bastante asiduamente me llega email sobre los intereses foráneos que buscan instalarse en las tierras del sur de América para obtener aprovechamientos mineros y devastar riquezas. No son desconocidos los movimientos que circulan por la red en carácter de protesta y y las acciones reales de los posibles perjudicados ante la indiferencia gubernamental, en el mejor de los casos, o en oposición a decisiones políticas destructivas del medio ambiente. Aún suena en la memoria de los ciudadanos las protestas del pueblo de Esquel por la posibilidad de radicar en esa zona la explotación de minas a cielo abierto. En igual criterio se sumó el pueblo barilochense en otro intento y en Ushuaia lo mismo. El combate por seguir la explotación sudamericana y sus riquezas aún no termina, solo que cambiamos de colonizador y los espejitos de colores por grandes negocios para pocos con la perdida de lo más importante que es nuestra tierra, nuestra única casa, por ahora. Aún los medios de comunicación no han difundido esta noticia, pero se ha conocido por medio de la red, sobre el interés de capitales norteamericanos de obtener licencia para explotar en la región chilena de Río de Toro, cercano a los glaciares estrecho y amarillo, casi en límite con Argentina, la extracción de oro, plata y otro metales. Esta tarea se va a llevar a cabo en territorio chileno. Geográficamente la zona se ubica al sur de Chile. Para realizar esta tarea, al margen de producir la contaminación de toda la región incluido el río, se deben destruir los glaciares, pues estas riquezas metalíferas se encuentran debajo de ello. En todos lo encuentros ambientalistas mundiales las recomendaciones son contundentes; los cambios climáticos pronostican poca vida al planeta de seguir en este camino y la disminución de las reservas de agua dulce cada vez son menores . El motivo del nombre de esta blog esta relacionado con este recurso y la imagén del glaciar es significativa .¿Pues entonces como es posible entender esta locura?. No hay forma de entender, solo de oponerse. Ojala las conciencias séan cada vez más, al igual que las voces de oposición y podamos preservar nuestra casa de la mejor forma.

¿Porque no retomarlo?

A veces soy nostálgica de aquellas cosas que se han perdido con el nuevo siglo y quizás un poco antes. Aquellas pequeñas cosas que formaron a más de una generación y que nos hacía bien, que eran parte de la argentinidad, de "nuestro ser argentino" y el de nuestros abuelos aunque no hubieren nacido en tierra argentina. No paso tanto tiempo cronólogico, sin embargo hoy lo contamos a las nuevas generaciones como folclore, como acciones que nos hacían felices y mejores personas. Claudia me lo envío en un email y creo que es para que todos los que nos sentimos identificados nos comprometamos para poder retomar muchas de esas costumbres.

Marcha San Lorenzo
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