Una vez más compruebo que tenemos dos Argentinas; las sumas de las provincias y Buenos Aires con el Conurbano.Este no fue un viaje armado, salió porque si, a consecuencias de que debía realizar trámites en la Provincia de Córdoba y entonces, solo fue cuestión de jugar al rompecabezas y unir ambas actividades. Lo primero que acaparó mi atención, fue la importancia que reviste esa fiesta en la zona. Los municipios habían decretado asueto por ella. Los pueblos vecinos a Villa General Belgrano, también preparaban la fiesta, los alojamientos tenían propaganda de la fiesta de la cerveza. Lo mismo ocurría en los comercios y bares, pub o restaurantes. Los habitantes cordobeses sentían un orgullo muy especial ante esa fiesta. Bueno era entonces hora de ir al lugar. Era verdad, la ciudad estaba de fiesta, solo que la fiesta era bastante costosa; $50 pesos la entrada al parque donde se efectuaban las presentaciones y el vaso mínimo de cerveza $ 20,00. Los comercios también aprovecharon la ocasión. Pero más allá de estas cuestiones (espantan al turismo en vez de atraerlo), detuve mi atención en observar el fenómeno social, que allí se desarrollaba. Por un lado la interculturalidad, diferentes comunidades en típicos atuendos, presentaban sus culturas ancestrales, y por el otro la juventud, que lejos de las tradiciones acudían por el preciado líquido producto del lúpulo. La verdad que eran muchos, promedio de edad alrededor de treinta y pico. Había hombres y mujeres de diferentes regiones de nuestro país, incluso extranjeros. también allí se ejercía la interculturalidad, solo que el medio era el porrón que circulaba lleno de cerveza. Afuera, las familias, transitaban por las calles de la villa, disfrutando de la tarde soleado. Por cierto que a pesar de los efluvios etílicos, los desmanes no se producían o estaban bien controlados. En resumidas cuentas todos disfrutaron de un fin de semana diferente. La vuelta a Buenos Aires, otra historia.
