viernes, 12 de octubre de 2012

Un cuento no tan cuento, relatos de la vida cotidiana: De los ciudadanos y de algunas cuestiones más

Ser protagonista del cambio del siglo, no es tarea sencilla, cuando los maleficios de todas épocas anteriores, auguraban el fin del mundo . Las profecías de Notredamus sonaban en las cabezas, por ahí no tanto las profecías mayas. Desde chica, me tenían intrigadas y a medida que el tiempo pasaba y los años se venían encima, con la lógica profecía cabalgando, la inquietud se apoderaba del alma y la pregunta era incuestionable ¿ porque a mi me toca ser protagonista del cambio de siglo? ¿ será el fin del mundo? Sin embargo, el cambio del siglo llego, y nada paso o si paso, no se, pero el fin del mundo no fue, al menos no en la forma vaticinada por los antiguos. Aún maltrecho, la tierra sigue funcionando y cumpliendo con la rotación y la traslación en el cosmo. Sin embargo hemos sido testigos de abrumadores cambios, un privilegio que a poco les ha tocado. Lo puedo comparar con lo que fue el siglo XV para los hombres de esa época. Estaría bueno empezar a hacer una bitácora de hechos para que no se pierdan en la memoria y las sensaciones percibidas ante ellos, es hacer historia siendo protagonista. Latinoamérica,también alcanzada por los cambios, probablemente, volcado hacia lo social y lo político, más que hacia lo tecnológico, dijo presente en lo que va de los doce años del nuevo milenio. Es imposible ser insensible ante ellos, fundamentalmente cuando uno es parte de esa trasformación social. Difícil es dimensionar aún, las consecuencias, aventurar resultados, incluirse en los cambios o no hacerlo. Para Argentina, esos cambios han sido fundamentalmente, políticos, primero, con consecuencias sociales, se va dividiendo a la sociedad Argentina en dos bandos enfrentados. Se está creando una sociedad intolerante en donde víctimas y victimarios se confunden en un mismo rol, espejo reflejado en el metiere político y en los que hacen de este arte su trabajo, de los ciudadanos comunes, de los que están a nuestro lado, en el colectivo, en el tren, en la cola del supermercado, en el seno de las familias. Entonces, me vuelve a la cabeza la profecía de Notredamus ¿será el fin de la sociedad argentina pluralista? ¿habrá nacido una sociedad dividida, con poca tolerancia al disentimiento? Ese terrible el dualismo amor –odio que se respira ¿hasta donde nos llevará? Los acontecimientos se suceden como escenas de las películas, pero somos los protagonistas, el pueblo es el protagonista. El civismo parece ser el actor principal. Al menos por fin apareció después de tantos años de silencio. Sin embargo, ¿el pueblo se equivoca cuando elige? ¿el pueblo es libre para decidir? Preguntas que me dan vuelta por la cabeza y que no logro encontrar respuestas. Cierto es que un pueblo que ha tenido hambre o aún lo tiene no es libre para elegir, entonces, si el proyecto político de varios países del cono sur, es mitigar el hambre repartiendo riqueza existente, o sea sacando a los que tienen para dar a los que no tienen, pero eso sujeta o condiciona a una persona o grupos, y por miedo a perderle condiciona su voto., ¿el pueblo es libre de elegir? ¿es legitimo que un gobierno quite la riqueza de una parte de la sociedad para darla a otra parte de la sociedad, pero no otorgue políticas sustentables crear recursos y generar nueva riqueza y esa sea la riqueza a repartir? ¿Es legitimo llamarse gobierno populista, condicionando la sobre vivencia de los sectores más vulnerables al voto para perpetuarse en el poder? ¿ y si los recursos no se pueden sostener y aquellos que condicionaron su voto no obtienen su resultado y se oponen a quien votaron, ¿sigue siendo legitimo ese gobierno? ¿ Es justo que la minoría que no ha votado favorablemente o tenga conciencia de no condicionar su voto, tenga que sufrir los resultados de las políticas incorrectas. Encontrar respuesta a estas preguntas, quizás implique tener que replantear conceptos aprehendidos, resignificar el concepto de bien común. En esta era de gobiernos populistas en américa del sur, habrá que dimensionar el concepto de democracia, probablemente se utilice el nombre pero no lo sea. Finalmente, habrá también que resignificar el concepto del voto, pues en amplia mayoría el voto, no deja de estar condicionado, o mejor dicho siempre está condicionado, entonces ¿hay libertad?. He aquí entonces que el nuevo siglo encontró a américa del sur con nuevos, pero viejos problemas, aún sin resolver y el fantasma de las profecías aún rondan en Argentina y nuevos problemas, resabios de viejas teorías también atemorizan a Estados Unidos y Europa. Entonces ¿ocurrirá un renacimiento como en el siglo XV?