sábado, 31 de julio de 2010

Salvarse en un día

Era temprano, salir a trabajar,  contando con tiempo lógico para no llegar tarde. Por supuesto con un cálculo matemático rápido de los normales inponderables (tráfico, trenes suspendidos, colectivos abarrotados, etc). Entre medio de esa vorágine, en el ánden del tren, una pequeña niña, menuda, de no más de siete años, con poca ropa en un día muy frio, pedía monedas. Un poco más lejos, una mujer jovén con ojos vigilante y rodeada de otros niños pequeños y un bebe, la miraba.
La niña con ritmo pausado se acercaba a cada uno de los usuarios y pedía monedas. Luego que recaudaba un cierto importe, se acercaba a la mujer jovén y le entrega lo recaudado, y nuevamente comenzaba a recorrer el andén.. De pronto, a mi lado  descubrí a un periodísta conocido, que observaba curioso a la niña y a su madre. Así la nació la nota, que luego se hizo pública que, por lo menos una vez, cambió el destino de personas que nada tienen, ese día fue la estrella para esa niña y su famila