viernes, 12 de marzo de 2010

UN CUENTO NO TAN CUENTO,RELATOS CIUDADANOS, los rehenes de los servicios públicos privatizados

Siguiendo con los relatos de los padecimientos de los ciudadanos argentinos, hoy le toca el honor de escribir sobre los servicios públicos privatizados. Ha sido muy difícil poder seleccionar uno para esta narrativa, pues es una noble competencia, sin poder definir quién se lleva el podio de los malos servicios (empresas prestadoras de luz, gas agua o teléfonos).
Meditaba sobre esta decisión y pronto encontré la respuesta. La empresa prestadora de servicios públicos seleccionada para el relato, por llevarse el primer lugar en mal funcionamiento fue la prestadora de servicios de telefonía, Telefónica.
Su nombre y su monopolio incluyen a Movistar, y a Speedy entre otros que operan bajo el nombre madre de Telefónica.
Para comenzar el padecimiento de los usuarios (rehenes) empieza por lo más básico, ningún usuario sabe con rigurosidad científica cuanto consume en esta empresa y en las restantes empresas prestadoras de servicio de comunicaciones. No existe los medidores telefónicos y los que hay las empresas no los reconocen y la cuestión se define por un contrato solo basado en la buena fe. Después de la suma de denuncias y demandas de la empresa, ¿se puede pensar en la buena fe por parte de la empresa?
Desde el mes de julio de 2009, el cable de servicio telefónico fijo y de trasmisión de servicio de Internet, se encontraba tirado en el techo de mi vecino. Por supuesto tenía problemas para la utilización, pues Internet se cortaba constantemente y el servicio de telefonía cada dos por tres quedaba suspendido. Como corresponde solicité el arreglo y cambio de la bajada del cable y caja de entrada para evitar estos problemas, casi habituales.
Con toda la tranquilidad del mundo el operador cuando tomó mi reclamo, sentencio noventa días hábiles para la realización del trabajo, pues había mucho recargo de tareas. Al fin y al cabo en las palabras del operador operaba la sugerencia de cual era mi queja, si al fin y al cabo, aunque funcionará mal, tenía servicio, otros no lo tenían. Por cierto que el consuelo que quería ofrecer el empleado tenía el tiente de fina ironía; se olvidaba de lo costoso que es el servicio para el deficitario servicio que brindan. Habíamos llegado al día 62 desde el reclamo original, y me encontré que habían formalizado la “solución mágica”!.
Volvieron a estirar el cable, roto (ni lo cambiaron) por el mismo lugar en que estaba con el único cambio que ya no estaba tirado en el techo de mi vecino. Nuevamente a reclamar, pero con una sorpresa, el plazo arrancaba nuevamente de cero y a sumar 90 días hábiles más. Aún sigo en la triste espera.
La suma de impunidades de esta empresa acredita también dar de alta servicios pagos que el usuario no solicita pero que la empresa los facturas, con la impunidad de tomarse 72 hs para darlo de baja a costo del usuario. También de estas peripecias puedo dar fe.
En estos días fui informada que a partir de marzo de 2010 la información detallada del servicios en las boletas de cobro comenzaba a tener un costo mensual de alrededor de $3,00. Por cierto que no estaba interesada en abonar esa suma, sabiendo que quedaba indefensa de que las boletas vinieran con cualquier monto para pagar al no discriminarse nada, pero bueno me queda la triste tarea si esto ocurre a concurrir a una oficina y hacer el reclamo por escrito. Tramite la baja por teléfono, antes de su vigencia, pero sin mi autorización el operador que me atendió sin que lo pidiera, ni lo autorizara ni estuviera en mi conocimiento, habilitó el buzón de llamadas, que por supuesto es a costo del usuario. Lo descubrí de casualidad al llamar a mi número y encontrar la máquina que recibe mensajes. Otra vez perder tiempo, hablar con una operadora, dar de baja un servicio no solicitado y formalizar el reclamo sobre el atropello producido. ¿Cuántas personas se toman cotidianamente estos trabajos? Probablemente muy pocas y esto aumenta la impunidad de esta empresa y hace crecer sus arcas de dinero mal habido.
Si nos dedicamos a hablar de la telefonía celular, representada por Movistar, lleva el record de reclamos por encima de cualquier otra empresa. Los malos servicios van desde la prestación a los cambios inesperados de los servicios con aumentos de costos a las ventas de servicios no compatibles con los móviles en los que se los quiere hacer funcionar, y el pobre usuario, vapuleado es castigado por todos lados. ¿Y el ente regulador? Cualquier usuario pensaría que sería el lugar donde encontraría justifica frente al león devorador de esa empresa. Se equivoco. Este órgano está muy lejos de hacer eso. Es un organismo burocrático, colapsado y que no resuelve nada. Entonces ¿qué hacer? No tengo la respuesta, si alguien la tiene, estaría bueno sumar voluntades.
Finalmente nos queda hablar del prestador de servicios de Internet, asociado a Telefónica; Speedy. El panorama sigue siendo sombrío. Suma en negativo y no en positivo. Sus servicios superaran la calificación de malos. Y aún peor, si uno lo quiere cambiar, con suerte logra en un plazo de tres meses desafectarse de este pulpo para contratar con otra empresa, previo abonar todos sus caprichos. ¿Quién tiene la solución? ¿Quién le pone el cascabel al gato?