viernes, 20 de febrero de 2009

¿Cómo seguir vivos cuando el mundo cibernáuta te atrapa?


Comentario al Artículo publicado en el blog. http://demasiadoamortematara.blogspot.com/ correspondiente a: Traducción de “7 Reasons the 21st Century is Making you Miserable” por David Wong, editor asociado de Cracked.com
En estos días mi amiga Patricia, ha publicado un artículo traducido del inglés, que me ha resultado muy interesante. En este artículo se planteaba la miserable vida que van adquiriendo los seres humanos como consecuencia de la aislación del mundo real y su activa vida en el mundo irreal, nacido de Internet, los chat, las redes sociales, los correos etc. Me sentí un dinosaurio sobreviviente de un mundo que ha quedado congelado por la irrealidad. Mi infancia y aún mi actualidad, siempre han girado alrededor del funcionamiento a pleno de todos mis sentidos, que necesitan seguir conectados con la realidad. Creo que si no puedo dar un abrazo, acariciar una mano, dar un beso o tal simple como disfrutar caminando bajo la lluvia, no me siento viva. Toda mi infancia y mi juventud estuvo rodeada de socialización, tal como dice esa nota, con aquellos que eran diferentes, que quizás nada tenían en común o que inicialmente no concordaban conmigo, pero con el tiempo fui descubriendo su mundo y comprendiendo que se podía complementar con el mío. La vida se construía y se construye en el día a día, en donde todos los sentidos se ponen en movimiento para algo tan simple que es vivir.
Estar en las buenas y en las malas con las personas. Luchar por ideales, a veces equivocados y querer cambiar el mundo, aún me pasa, en esa lucha titánica de la realidad con el deber ser, debatiéndose con cotidianidad de la indiferencia y las actitudes abúlicas.
Y que decir de las relaciones humanas!! Aún es posible tener las dos dimensiones, pero eso sí; no cambio la humana por la cibernética. En el grupo de amigos nos hemos modernizados, muchos tenemos, correo electrónico, chat y los más osados se han unidos a redes sociales. Estos cambios nos han ayudado, no separado, pues podemos estar más conectados con aquellos que están lejos, pero degustar un encuentro, una salida, una charla face a face, no tienen precio. También es educación, nosotros contagiamos a nuestros hijos de nuestros hábitos, de la delicia de compartirlos y ellos, los más jóvenes descubrieron esa magia y son un poco “nerd” frente a su generación que solo demuestran valentía a través de mensajes escritos con un lenguaje deformado por la sola razón de ser más fácil. Aún pueden generar mecanismos para vivir en el mundo real y conectarse con los seres humanos y no tener “un millón de amigos virtuales” que nunca serán reales. Siendo chicos han disfrutado en grupos, jugar a las escondidas y compartir sonrisas por encima de un gift.
Hoy adolescentes o adultos jóvenes pueden seguir comunicándose con el mundo real, disfrutar de una salida grupal o un fogón en la playa, como lo hemos hecho los padres, guardando en nuestro corazón esos momentos como momentos mágicos que no se olvidan. Pero es cierto, tengo que reconocer, no es lo común, nuestros niños cada día están cambiando más sus hábitos, pierden su capacidad física y demás habilidades en pos del mundo virtual. Y a pesar que mis reflexiones están en contra del pesimismo que algunos le pueden generar el vivir más en el mundo virtual que en el mundo real, tengo que reconocer, que poco a poco los hábitos que por generaciones han producido felicidad se están perdiendo poco a poco. Ahora bien, la dimensión para medir si esta bien o mal o que produce más o menos satisfacción, es vivir las experiencias. Por cierto que si las experiencias no se viven no se puede dimensionar o añorar no tenerlas, por el contrario se va a valorar las experiencias que cotidianamente nos rodean. Pero hay algo que está por encima de ello, y es la propia materialidad del ser humano, la falta de actividad física es la clave para demostrar que el camino extremo iniciado por los cibernáutas contemporáneos no produce la felicidad esperada. Las sociedades se volvieron más violentas, los adolescentes son más violentos, hay mayor nivel de suicidios de jóvenes que no encuentran una razón para vivir y sus proyectos son vagos o nulos. Visto desde este ángulo el escritor de este artículo tiene razón.
¿Y que decir del amor? Particularmente soy descreída que la red pueda generar estos vínculos. La red presenta la perfección y por el contrario los seres humanos son perfectibles. Aún hay episodios de la vida real que no tienen sustitución en el mundo virtual, por más que se hagan todos los intentos. En estos días se dio a publicidad acerca de un hallazgo social muy interesante. Cartas muy antiguas en donde un escritor recomendaba a un joven como escribir una carta de amor y que recaudos tomar, que sutilidades tener en cuenta para que su enamorada suspirara cuando la tuviera en sus manos, la pudiera leer y esperar con más ansiedad el encuentro. Indudablemente los sentidos nuevamente se imponen a la virtualidad. Por lo tanto creo que la dosis justa es la complementación de los dos mundos, sin sustitución de uno u otro, pero con la conciencia clara de estar en el mundo real.

2 comentarios:

F. Fabian S. dijo...

Nosotros la vamos llevando bien. Nos escribimos, participamos del Feisbuk, hacemos todo. Pero cada tanto nos impulsa un deseo de vernos las caras, de comer una pizza y reirnos de nuestras suertes. Esa es la diferenci; a nosotros la modernidad nos pega diferente, tal vez porque crecimos en una epoca donde vernos era indispensable. Entonces hoy tenemos lo mejor de dos mundos. Lo tecnologico y lo personal. El teclado y el abrazo.
Será cuestion imperante que podamos inculcarles a los hijos lo valioso de ambas cosas.
A diferencia tuya creo que internet si puede generar amores... Solo el germen, el chispazo inicial...pero el resto sera necesario prescindir de el para consolidarlo.
Linda la foto...

Nina Noriega dijo...

Gracias Fabián, muy atinentes tus palabras y que bueno es disentir y tener diversidad