martes, 10 de febrero de 2009

La biblia al lado del calefón (Discepolín) cuando un país es de cuarta



Esto es lo que le ocurre a las personas comunes, que intentan ser honestas, pagar sus impuesto conforme Dios manda y vivir dignamente. Este es un relato vivencial, no me lo contó nadie, fuí protagonista.
Todo comenzó a partir de noviembre de 2008. Dentro de ARBA, se diseño el sistema "genial" que implementó el amigo Montoya, para recaudar impuestos sobre Ingresos Brutos en forma mensual y permanente y tuvo su estreno para esa fecha. Los profesionales, hasta ese momento, teníamos que tributar el 3,5% por cada factura que se emitiera y realizar las declaraciones bimestrales y anuales. El primer escollo eran los programas informáticos para realizarlos que son tan carentes de instructivos, que solo un Ingeniero de la Nasa o los que se especializaron en los mismos, podían resolverlos. Caso contrario a pagar suculentos honorarios para que un profesional avezado los llevara a cabo. Supuse que el enprendimiento no sería tan insolucionable a pesar de haber recibido sabios consejos y manos a la obra allí me puse.
Realmente la tarea no fue fácil, varios días de trabajo, de hacer y rehacer, sacando humo a la calculadora que meditaba (porque no se lo mandó a hacer a alguien, que no la soporto todas las veces que hace y rehace cuentas, se olvida, agrega y saca o pone datos). Meta lograda. Gloriosa en el triunfo, trato de conectarme con la página y allí comienza el libreto propio para una película de Almodovar. Por cierto que si viviera un tiempo en este bendito país, juntaría libretos hasta cansarse para hacer películas, con tinte trágico-cómico. Retomando el relato estaba en tratarme de conectar. Largas horas en el intento, saturada la página o colgado el servicio de internet (cada día funciona mejor, con 3 Megas (léase ironía). Cuando festejo el ingreso, la felicidad no fue plena. Logré enviar varias declaraciones pero otras quedaron postergadas, pues "el sistema consideró" que hacía mucho que estaba conectada y que "generosamente" debía ceder mi lugar a otro usuario. Ya era demasiado para ese día, me supero y me sentí derrotada y tal como el dicho dice, soldado que huye sirve para otra guerra, me fui a realizar algo mucho más placentero, para bajar la adrenalina negativa, que fue ir a ver una película. Cabe acotar que a esta altura de los acontecimientos, lograr una comunicación telefónica significaba un imposible, nunca había comunicación, casi era más práctico enviar paloma mensajera. Enviar un email de pedido de ayuda era tener una contestación electrónica de "en setenta y dos horas tendrá contestación," eso sí, con gran amabilidad agradeciendo el haberse comunicado o la lapidaria respuesta "Usted oriento mal su pedido reordenar al sector que corresponda". Por supuesto que el sector que corresponda solo lo conocía Dios, pues los pobres mortales aún estamos buscando cual es. Al menos la respuesta, yo no la encontré. Entre tantas peripecias, que fui sorteando casi como si fuera mago, he logrado casi llegar a la meta.Solo quedaban tres declaraciones por enviar. Ahí nació la nueva odisea, que llevó varios días en descubrir, mediante la táctica del ensayo y error. Poder determinar porque el sistema no las admitía cuando sí lo había hecho con las restante., era adquirir el conocimiento casi de un sabio. Por supuesto no había forma de encontrar la respuesta, era cuestión de agudizar el intelecto, desistir y no enviarla, quedando moroso o ir a pagar honorarios. La providencia fue más benevola conmigo, encontré a un conocido que me pudo dar la respuesta para resolverlo. Solo era cuestión, así de simple, de cambiar la fecha de la declaración que tenía que coincidir con la del día que se enviaba. Así es como pude terminar mi declaración de impuestos. Pero no era un lecho de rosas, todavía faltaba algo más. Lo que faltaba era saber que no hay lógica para liquidar el impuesto para pagar a partir del nuevo sistema implementado a partir de noviembre de 2008. A partir de esa fecha el impuesto que era bimestral en mi caso y tributado conforme a profesional por factura emitida sobre el 3,5% del monto, paso a ser un impuesto fijo mensual, con un importe calculado sobre retenciones bancarias a gusto y piacere del Sr. Montoya, que representa al estado. Esto ya era la locura total. Indudablemente ese criterio nada tenía que ver con los reales ingresos, pues las retenciones bancarias no están discriminadas y muchas ellas son consecuencias de egresos y no ingresos como por ejemplo créditos bancarios, utilizaciones de tarjetas de crédito o débito. Literalmente comenzaba a pagar como un gil, por el solo hecho de que a alguien se le ocurrió la magnifica idea sin saber si era real o ficticia. Pero como todo lo que ocurre en este país, pague primero y reclame después. Lo peor es el ¿reclame donde? Todo está pensado para que no se pueda reclamar nada y se pague siempre, no importa ,si justamente o injustamente. Si es lo que me corresponde o también estoy pagando los impuesto del campo en emergencia, del que cobra el plan trabajar, del desocupado, del piquetero etc,etc. La frustación es terrible, intenté vía internet, no existe la opción para atender estos casos, lo hice personalmente y quise dejar un reclamo por escrito con la documental correspondiente para demostrar que no me correspondía pagar ese importe y no me tomarón el reclamo, porque era el huevo o la gallina, no se podía tomar reclamo por escrito si previa no se había agotado la vía informática. Conclusión, el tiempo sigue pasando, las facturas se siguen emitiendo y el gil (la gil en mi caso) debe seguir pagando. Ahora bien si esto no es un robo, el robo donde está? Nos rasgamos las vestiduras por un ladrón de gallina, que quizas lo hizo para comer, pero ignoramos al de guante blanco. ¿Alguna vez tendremos un país en serio con justicia y equidad?

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