viernes, 15 de mayo de 2009

Repensar la felicidad

El secreto de la felicidad
En Harvard, un sicólogo es uno de los profesores más populares enseñando cómo ser feliz.

POR CARMEN G. LÓPEZ.
Todos hablan de Tal Ben-Shahar en los salones y en los patios de la Universidad de Harvard. Hoy vive en Israel, pero en 2006 marcó un récord que lo lanzó al estrellato académico: dictó la clase con la concurrencia más numerosa en la historia de la universidad: Sicología 1501, 840 alumnos.

Y lo que enseña no son sesudas teorías ni grandes corrientes del pensamiento, sino que algo más sencillo. En su curso, futuros economistas, médicos, físicos, iban a escucharlo a hablar sobre la felicidad: cómo buscarla, cómo encontrarla, cómo mantenerla.

Así se transformó en uno de los profesores más populares de Harvard. En adelante, sus clases de Sicología Positiva –que se centran en la felicidad, la autoestima y la motivación se han expandido a muchos campus universitarios de Estados Unidos, pero Ben-Shahar sigue siendo el líder de esta corriente.

"Aunque existen componentes genéticos que determinan nuestra felicidad Algunas personas nacen con una disposición mayor a ser felices nuestros genes sólo definen un rango de felicidad, no un punto fijo. Todos podemos llegar a ser significativamente más felices", dice a "Sábado".

Criado en Israel y educado en Harvard, logró construir un puente entre los manoseados temas de la autoayuda, autoestima, resiliencia y sentido de la vida, con el rigor del mundo académico. Y no sólo utiliza los estudios como referencia, sino que también echa mano a su propia vida de deportista –es ex campeón de squash– para apoyar la tesis de que la felicidad es un proceso constante y no un momento.

"La mayoría de la gente no es todo lo feliz que puede ser. A menudo digo a mis alumnos que soy la persona correcta para hacer esta clase porque no nací con la predisposición a ser feliz. He podido ser feliz gracias a que he trabajado para eso, por eso puedo enseñar cómo se hace".

"Después de cada logro –continúa–, creía que había llegado la felicidad, y a poco andar me sentía insatisfecho de nuevo… Recién en la universidad comprendí que mi felicidad tenía muy poco que ver con las cosas que me pasaban en la vida".

-¿Por qué gente inteligente– como los alumnos de Harvard– necesita aprender a ser más feliz?
-No fuimos creados para la vida moderna. Estamos cableados para una vida mucho más simple, más directa. Tenemos que hacer ajustes si queremos lidiar con el progreso que nos sacó de las cavernas y nos tiene en estas ciudades rápidas y furiosas.

PROHIBIDO SER FELIZ
No sólo es difícil ser feliz en el mundo de hoy, asegura Ben-Shahar, sino que nuestra cultura castiga y reprime la felicidad. "La religión nos dice que si sufrimos en la tierra seremos felices en la eternidad, y las personas muy felices, en general, aparecen como seres sospechosos" .
La misma Sicología Positiva giró hace muy poco su foco desde una disciplina preocupada de enfermedades y reparación de gente dañada, a una ciencia que intenta cultivar las fortalezas de cada ser humano.
"Invertimos tanta energía mental y física en juntar dinero, en juntar cosas, en sacar adelante proyectos y tan poca en producir lo que finalmente es la divisa más importante de todas: nuestra propia felicidad", señala.
Su premisa central es que la felicidad no llega sola y hay que trabajar para conseguirla. Su segunda afirmación también es tan de sentido común que se olvida fácil: la vida es corta, es ahora y la felicidad es la suma de momentos placenteros y significativos que tengamos. Mientras más de esos momentos logremos tener en nuestra vida cotidiana, en el día a día, más felices seremos.
En su libro Happier, Ben-Shahar afirma que el gran error contemporáneo es trabajar dura y desagradablemente por alcanzar "un momento", un "proyecto" de felicidad. Sacrificamos así horas valiosas de nuestra vida para eso, y todos los científicos demuestran que cuando "eso" llega –un matrimonio, una hijo, un título, un premio– la felicidad del logro dura entre seis meses y un año, y luego todos, indefectiblemente, volvemos a alcanzar nuestra felicidad o infelicidad promedio.

Por eso, Ben-Shahar no habla de cómo ser feliz, sino de cómo puedo ser más feliz aquí y ahora.

LA HAMBURGUESA DE LA FELICIDAD

Ben-Shahar usa la hamburguesa para graficar las cuatro maneras en que afrontamos la vida. Cuando comemos una hamburguesa con mucha grasa, dice, sabemos que a largo plazo eso no nos hará felices, pero en el momento sí. O sea, beneficio presente versus perjuicio futuro. Esta es la hamburguesa hedonista. Esta actitud repetida durante la vida forma personas hedonistas, aquellos que sólo buscan el placer inmediato aunque sacrifiquen su beneficio futuro.
La otra es la hamburguesa vegetariana, dice Ben-Shahar. El que sacrifica el sabor y el placer inmediato porque está concentrado en su bien futuro.
Podría parecer el tipo más sensato, pero no es lo "más feliz que puede ser", porque en el fondo lo pasa mal toda la vida, subordinando constantemente el presente por un futuro que no sabe si va a llegar.
Este es el rat racer: el trabajólico que no disfruta lo que está haciendo. Lo pasa mal para, después, pasarlo bien.
El rat racer es el prototipo más peligroso, porque encuentra gran aprobación social: sacrifica su vida por una gran meta. Se confunde con el arquetipo exitoso, los pares lo felicitan porque ha logrado su objetivo y nadie pregunta cómo lo pasó en el proceso. "La sociedad premia los resultados, no los procesos; las llegadas y no el viaje. Cuando alcanzamos el objetivo y llegamos a la meta experimentamos un alivio que confundimos con felicidad", señala Ben-Shahar. Y el alivio, dice, es una felicidad negativa pues proviene de la ausencia de stress, dolor o ansiedad, presupone una experiencia negativa anterior y, además, es temporal y su efecto dura poco. "El rat racer, al confundir alivio con felicidad, continua inventándose objetivos por los cuales luchar creyendo que cuando los consiga podrá ser feliz de nuevo". Esto es como meter la cabeza a la tina y estar feliz porque al sacarla uno puede respirar de nuevo, ejemplifica en su libro.
"Cuando sienten que no llega la felicidad que esperaban piensan que llegará en la próxima promoción, con la próxima compra, en el próximo triunfo. Y la felicidad está mucho más determinada por nuestro estado mental que por nuestra cuenta bancaria o nuestros ascensos en la oficina.
Está extensivamente demostrado que una vez que las necesidades de abrigo, techo y comida están satisfechas la plata adicional no hace diferencia en los niveles de felicidad de nadie".
La peor hamburguesa es la del nihilista, el que cree que la vida no tiene sentido, que la felicidad no existe. Víctima del abandono aprendido, en un laboratorio el nihilista es la rata que ya no arranca porque sabe que igual le va a llegar el choque eléctrico y cree que nada puede hacer al respecto.
El nihilista se come una hamburguesa mala, se queja por la comida chatarra y más encima sabe que le hará pésimo a futuro, pero piensa que en estos tiempos no hay alternativa: perjuicio presente y futuro.
Habría, según el autor, una hamburguesa equilibrada, sana para el presente y sin perjuicios futuros: el arquetipo de la felicidad.

PLACER Y SIGNIFICADO
Ben-Shahar afirma que la felicidad es un estado formado por dos emociones primordiales: el placer inmediato y la noción de significado o trascendencia. Una vida feliz se compone de actividades que complementan estas cosas y otras que las combinan.
¿En qué nos pasamos la mayor parte del día? ¿En actividades que nos dan placer inmediato? ¿O en cosas que le dan trascendencia y significado a nuestra vida? Varios estudios que el sicólogo cita en Happier demuestran que la mayor cantidad de horas de nuestra vida la pasamos en ninguna de las dos. Por eso, propone sentarse y hacer cada tanto una tabla donde listemos las actividades del día, la cantidad de horas que pasamos en ellas y cuánto placer o cuánto significado nos dan. "Es cierto, hay actividades inevitables que no nos darán ni placer ni significado, como pagar los impuestos", pero hay muchas otras como ver insatisfecho tres horas de TV que sí podemos evitar, o pasar tres horas en traslado si podemos cambiarnos de casa".
Por lo tanto, dice, para ser más felices hay que aumentar las horas que pasamos en aquello que nos da placer o significado, y disminuir las otras. La tarea es hacerlo. Pero el profesor no es perfecto.
-¿Qué es lo que usted no logra bajar en su propia tabla semanal?
-Contestar e-mails.

LOS RITOS
Ben-Shahar enseña en sus clases que, si nos convencemos que la felicidad es el bien más preciado, es necesario ritualizar lo que nos hace feliz.
"Las personas a veces se resisten a ritualizar cosas porque creen que esto les quitará espontaneidad o creatividad en la vida, sobre todo cuando se trata de ritualizar actividades familiares o de pareja, pero sino lo hacemos no llegamos a las cosas. Vivimos reaccionando a las demandas de los otros… no hay que olvidar que los individuos más creativos: artistas, pintores, escritores, empresarios, siguen rituales constantemente" .
Los rituales propuestos en Happier parten con el simple ejercicio de escribir cada día antes de dormir las cinco cosas que nos hicieron felices ese día, cosas por las que nos sentimos agradecidos. Un estudio que cita Ben-Shahar en su libro demostró que las personas que tienen un rito de gracias cada día gozan de mejor nivel de satisfacción física y emocional.
"Las personas religiosas, en general, son más felices que las no religiosas. Una de las razones es que ellas experimentan la espiritualidad, muy importante para la felicidad. Sin embargo, la espiritualidad no es exclusiva de las religiones. Basta con encontrar un sentido de trascendencia a lo que uno hace. Un inversionista de la bolsa que está ahí por las razones correctas, puede llevar una vida mucho más espiritual y satisfactoria que un monje que está en el convento por las razones incorrectas" , responde Ben-Shahar.
Además, las personas religiosas se sienten parte de una comunidad. Otro componente de la felicidad.
-¿Cuánto se parece "estar feliz" a "estar en paz"?
-Hay muchas cosas similares, usualmente la gente más feliz está en paz y viceversa. Sin embargo, no son lo mismo. Por ejemplo, me hace muy feliz enseñar, pararme en un escenario y compartir lo que me importa, pero no me siento particularmente en paz así. Estoy excitado, entusiasmado, con ganas, y eso también es ser feliz.

EJERCICIO PARA PARTIR
"El hecho de que la Sicología Positiva se esté volviendo tan popular en el mundo –no sólo en Harvard– es un signo de que la gente está hambrienta por tener un cambio en su manera de vivir la vida", asegura el sicólogo.
Por ahora, recomienda él, se puede partir con un simple ejercicio:
"Nunca más se pregunte si es feliz, pregúntese mejor: ¿soy más feliz que hace cinco años? ¿Qué podría hacer para ser un poco más feliz hoy que ayer?
Esa pregunta establece la felicidad como un proceso".
Así parte cada uno su propia revolución de la felicidad.
Los consejos del profesor .Darse permiso para ser humano. Cuando aceptamos las emociones –miedo, tristeza, ansiedad– como algo natural es más fácil superarlas.
La felicidad está justo en la intersección entre significado y placer. La mejor actividad es esa que disfrutamos en el momento que la hacemos y que además le da significado a nuestra vida. Aumentar estas actividades aumenta la felicidad.
La felicidad depende principalmente de la disposición mental de cada uno, no en el estatus ni en la cantidad de plata en la cuenta corriente (una vez satisfechas las necesidades básicas) Con excepción de circunstancias extremas, nuestros niveles de satisfacción están determinados por dónde queremos enfocar la mirada: el vaso medio lleno o el vaso medio vacío.
Simplificarse. Estamos demasiado ocupados tratando de apretar actividades en agendas que no alcanzan. La cantidad afecta negativamente la calidad.
Cuando hacemos demasiadas cosas sacrificamos nuestro nivel de felicidad.
Agradecer siempre que pueda. Damos demasiadas cosas por contadas, incluso el propio hecho de estar vivos. Aprender a mirar y apreciar las maravillas de la vida desde las personas hasta la comida elevan los niveles de felicidad.
Fuente: www.talbenshahar. com

No hay comentarios: