lunes, 30 de enero de 2012

Cuando el alma se enferma

Les voy a contar una historia del padre Ignacio... 
 
Ceci, tiene 2 hijos varones, el mayor de 10 años y el menor de 7.
 
El menor comenzó hace unos años con una patología neurológica que no 
puedo definir, pero por la que tenia frecuentes convulsiones.
 
Me llamó la atención que cuando yo atendía a Ceci, ella nunca se 
desprendía de su celular, estaba siempre atenta por si la llamaban del 
colegio por alguna convulsión del nene, motivo por el cual salía corriendo de dónde esté.
 
El neurólogo les dijo que lo que tenia su hijo, sólamente podía ser 
operado en Canadá, previos estudios también en Canadá. Los estudios 
eran de por sí complicados porque eran a cerebro abierto, y dependía 
de los resultados de los mismo si podía ser operado o no...
 
Viajó toda la familia a Canadá, estuvieron 1 mes, se hizo todo lo que 
se debía y pusieron fecha para la operación: setiembre/octubre de 
2010. Costo de la operación: U$S 190.000.
 
Alguien le habló a Ceci del Padre Ignacio de Rosario, y llevada por la 
desesperación (cada DIA convulsiones más seguidas), y en búsqueda por 
lo menos de algún consuelo, viaja a Rosario.
 
El padre le dijo que le relatara algo de la vida del nene, cómo fue la 
circunstancia de su nacimiento, su vida, etc.
 
Ceci comienza diciéndole que cuando ella quedó embarazada, no fue una 
alegría, en realidad no quería tener ese bebé. Pero al final decidió 
seguir adelante con el embarazo. Y que ahora lo adoraba, que lo mejor 
que hizo en su vida fue seguir adelante.
 
El Padre le dijo que esa noche, se acostara con su hijo y le contara 
todo esto que le relató a él. Ella espantada le dice: "pero Padre!! 
sólo tiene 7 años!!" y el Padre insistió: "contale" Y después le vas 
sacando la medicación.
 
Así lo hizo, se acostaron juntos y Ceci de a poco fue dirigiendo el 
tema a ese punto.
 
Comenzó contándole desde que se conocieron con su papá, que se amaron 
mucho, que nació el primer nene y que todo era felicidad, pero que 
cuando quedó embarazada de él, no estaba muy contenta porque la 
circunstancia era distinta, ella era muy joven y no podía con 2 
chicos, etc, pero que ahora estaba muy feliz de tenerlo y que lo amaba 
más que a nada en su vida, que estaba muy arrepentida de haber tenido 
ese sentimiento.
 
El chiquito la escuchaba muy atentamente sin decir palabra, y cuando 
Ceci terminó sólo dijo:"gracias mami! volví a nacer!"
 
Facundo nunca más tuvo ni una convulsión. Ni una.
 
Fueron a la visita programada con anterioridad al neurólogo, y sólo le 
dijeron que Facu ya no tenia convulsiones, como el médico no salía de 
su asombro, entonces Ceci le confesó que fue a ver al Padre Ignacio y 
que ella por su cuenta se había atrevido a sacarle la medicación a la 
mitad de la dosis.
 
Como ya estaba todo contratado en Canadá, y hasta los pasajes sacados, 
el médico les dijo: "devuelvan los pasajes, estas cosas ocurren".
 
No sé qué decirles, más allá de este milagro maravilloso y puntual, 
ésto me lleva a pensar en las enfermedades.
 
Algunas enfermedades son absolutamente del alma, no de otra cosa.
 
Los síntomas son físicos, pero el origen es espiritual.
 
El padre Ignacio no hace milagros, ni cura, sólo (y no es poco) ayudó 
a ver el origen. Es un ser maravilloso con una sensibilidad y 
percepción especial.
 
También resalto lo que hizo Ceci, no es fácil hablar así con un hijo. 
 
Me la imagino, ya que la conozco, con su voz temblorosa pero segura de 
que era el bien para Facu.
 
¿Podríamos parar la máquina de todos los días y poder vernos por 
dentro para ver qué nos ocurre?
 
¿Podríamos de esta manera prevenir enfermedades?
 
¿Podríamos prestar más atención a nuestra parte espiritual que es tan 
o más importante que la física?
¿Podríamos tomar conciencia de eso?
 
Son preguntas. Ojalá encuentre las respuestas.
 
Les deseo lo mejor.

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