jueves, 1 de noviembre de 2012

Un cuento no tan cuento;relatos de la vida cotidiana: Que jóvenes eramos, que ilusión la democracia!, votar por primera vez!

Promediaba la primavera de 1983. Un cosquilleo en la panza revoloteaba. La voz madraza que con cariño pero imperativa declamaba, vamos de una vez! Y así nos fuimos. La verdad no me acuerdo como estaba vestida.30 de octubre de 1983, por primera vez votaba. Que debut!!, ni más ni menos, ejercer el más sagrado derecho de la sociedad como novato, después de largo proceso de dictadura era un privilegio de pocos.Sin embargo la carga de responsabilidad por el voto, por recuperar la democracia, por ser libre, no me dejo tomar conciencia en el momento, sino ver a la distancia el resultado y entender que vivir en democracia, no es solo una forma política, sino una forma de vida.Eramos jóvenes briosos, llenos de ideas,ilusiones y comprometidos con la realidad y nuestra situación histórica, fundamentalmente compromiso con esa realidad, que se quería cambiar. Se volvía a sonreír, año atrás solo se masticaba dolor por la derrota de Malvinas, dolor que no era fácil de superar. Dolor que se sumaba al que compartían las familias víctimas de atentados terroristas o la larga angustias de familias que buscaban a sus seres queridos que nada sabían de ellos y habían sido violentamente arrancados de sus lugares desde hacía años. Los reclamos de las madres de desaparecidos se hacía permanentemente presente. En esos momento, ni escuchar a tanguito, nos reconfortaba. Pero ese día era diferente, había orgullo, alegría por ir a votar. La ciudad tenía otro color, se respiraba otro aire.Renací la esperanza en un pueblo desesperanzado, entregado.Y así las urnas hablaron en favor de una figura bonaerense, con cara de bonachón y sonrisa amable. La ciudadanía le dijo si a Raúl Alfonsín en el 52% y no al peronismo. Todos sabemos lo que paso después, pero el lugar ganado como el padre de la vuelta a la democracia es innegable. Contarle a los alumnos, que con interés escuchan el relato, pues ellos son hijos de la democracia, el sentir de mucho jóvenes, que compartían mi mismo sentimiento, permitía ayudar a formar una sana conciencia y responsabilidad al momento de ejercer nuestro derecho cívico. Esa fiesta se traslado a la calles el 10 de diciembre, la ciudadanía, espontanea, acompaño a ese nuevo presidente y bautizo la nueva historia que se comenzaba a escribir. Pocas veces se vieron manifestaciones así, al menos en lo que llevo en vida, espontáneas, y sin banderas políticas
Solo queda por decir, salud y honor a la democracia y la libertad!!

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