domingo, 23 de diciembre de 2012

ENTRE GATOS Y RATONES ¿Quién caza a quién?

Despertar en estos días de diciembre es todo un desafío. El stress no afloja, te atrapa más que nunca. Todo es torbellino de actividades y se suma el supuesto día del fin del mundo (21 de diciembre), que le agrega un toque de color, pero que al fin y al cabo, no fue más que otro día convulsionado en un mes intenso. En nuestra historia reciente Diciembre o el mes D, como esta de moda identificar, tiene de todo, bueno y malo, y no hace falta enumerarlo pues en la retina de todos nosotros está presente. Sin embargo hay situaciones que le exceden a esa folclórica rutina instaurada desde Alfonsín en 1983, y algunos fatídicos diciembre de épocas anteriores. Hay diciembres que están más arraigados en nuestras mentes y otros, que se los recuerda más distendido. Pere el diciembre 2012 para losa argentinos superó a todos los anteriores. Alegrías y tristezas se entre mezclan con odios y amores, triunfos y frustraciones. ¿Cuál de todas pesa más? ¿o cual va a ser más recordada? Difícil aventurar un resultado. Sin embargo, no hay alegría en las calles, hay nerviosismo, frenetismo, gasto convulsivo y huida bastante en masa hacia lugares donde encontrar un poco de paz. Todo con el sentido de poder pasar las fiestas tranquilas y en paz. Pero lo que se deja atrás tiene otra cara, otra realidad. La realidad, sobre la indigencia, la pobreza, la desocupación, la impunidad y la vaguedad sobre el futuro. Los hechos sucedidos muestran la otra cara, el otro país que convive dentro del mismo país. La misma realidad que divide a la sociedad en relación a sus pensamientos políticos. Debemos ser realista, el modelo entró en crisis hace rato y en diciembre tuvo su cara más cruda. Los saqueos, de los que aún no se tiene información oficial, solo silencio del mayor gobernante de la república, han mostrado las carencias, han mostrado que los reclamos de la población, no eran solo cuentos de medianoche en el reino de Ali Baba y los cuarenta ladrones, sino que “esa es la Argentina que existe hoy”. Dura realidad. Los dos pilares del modelo, la rehabilitación de los DDHH y la inclusión social, son objeto de revisión. Revisión por como se ha entendido la aplicación, no por su objetivo, del que nada hay para decir. Muy necio sería no reconocer la defensa de los derechos humanos o lograr la mayor inclusión social. Sin embargo el cómo entender y a quién aplicar la ley sobre DDHH, deja bastantes baches susceptibles de ser revisados. Aún el cómo entender a la justicia y lo que se espera de ella, también necesita urgente ajuste. La intromisión de poderes, solo lleva aun resultado, el actual, en donde la democracia, se enfermó y necesita urgente cura. Las cruzadas épicas por resultados, sobre cuestiones que solo son de interés de unos pocos y dejar de lado, la profundización sobre el cuidado de las personas, su seguridad física y jurídica es mucho más preocupante, que los intereses en pugna de un grupo político y un grupo político por obtener o retener el preciado botín de los medios. Al fin y al cabo, son la misma moneda con anverso y reverso. Pero si de libertad de expresión, de medios, de ideas, de publicación o de autor se habla y por el hecho de que el gobierno obtenga el monopolios de los medios y los entregue a grupos económicos amigos se trata, otra es la cuestión. Entonces la república y la democracia ya estarían muy enferma. Sin embargo la democracia y el sentido republicano a pesar de no gozar de perfecta salud, siguen buscando cura para los derechos humanos enarbolados, pero tuertos. Tuertos a tal punto que a pesar de hablar de victimas y victimarios por igual, tanto por parte de los militares, como de los subversivos de las décadas pasadas, solo tienen justicia algunos, recupero de la dignidad algunos e indemnizaciones millonarias, algunos. De los otros, nada se dice, se los ignora, no se los nombra, no se los enseña, es decir “no existieron en la faz de la tierra”. Solo fue “daño colateral”. Peor aún asesinos reinvindicados como héroes nacionales, a pesar que sobre ellos pesaron quitar la vida de muchas personas inocentes, adultos y niños. Primera señal de enfermedad en la democracia, no tan bueno el modelo. ¿ Y de la otra justicia que se administra? No está mucho mejor que la de los derechos humanos. Pero en estos días tuvo relevancia la otra pata famosa del modelo “inclusión social”. Por el momento, sin tener a ciencia cierta toda la veracidad de la información y silencio desde el relato oficial, en principio 292 comercios saqueados en 40 lugares del país. Lo dice el informe oficial de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa. 500 locales no se lograron saquear, pero sufrieron daños de algún tipo y las perdidas registradas superarían los 29 millones de pesos. Para muchos el esfuerzo de toda una vida. Difícil y compleja lectura realizar sobre esto. El primer sentimiento que surge es rechazo, condena, considerar como delito lo sucedido. ¿Era posible que esto ocurriera? El primer relato oficial pide cambiar la palabra saqueo por robo. ¿cúal es la diferencia? El resultado fue lo mismo que en 1989, o 2001. Hubo quienes robaron comida, hubo quienes robaron comida y electrodomésticos y quienes solo robaron electrodomésticos. Hubo vándalos por cuenta propia y los hubo organizados. El resultado el mismo. Personas damnificadas, heridas, nuevas víctimas al fin. ¿Quién reparará sus daños? ¿Se reparará?. Con el país con economía estancada, con un rumbo económico que parece no encontrar rumbo, más allá de medidas desesperadas tomada a la luz de las emociones o los intereses propios, pero lejos de ser un plan a corto y largo plazo, darían los compuestos para que la fórmula incluyera elementos volátiles entre sí. Si se considera los hechos como consecuencia de delito común, vuelve a la mesa de reclamo la falta de seguridad y de personas con autoridad y medios para proteger a la población civil. Situación tanta veces criticada por los gobernantes hacia la población de no entender que solo es sensación creada por medios comunicacionales no adictos al modelo. Pero la realidad supero la fantasía y mostro su cara más cruda, en el mes más sensible para los afectos. Ahora si se relaciona las situaciones descriptas con los números oficiales sobre los casi millón de jóvenes que no trabajan y no estudian, la generación NI, que probablemente ellos o sus familias deban subsistir con la ayuda del estado, es fácil de entender que esa mano ociosa, es muy potable que sea tentada hacia el delito. A la situación tampoco le faltaron los dirigentes de barras bravas, otra asignatura que la justicia, ni los cuerpos del orden, ni el poder político dio y da respuesta, pero emana violencia por donde se lo mire. Ambos ingredientes son parte del estallido social sucedido, al menos así lo hacen saber desde los relatos oficiales. No cabe duda que esto no puede quedar así, ni por el comerciante damnificado, ni por la policía casi desarmada, que poco pudo hacer, ni por el ciudadano que con todo es esfuerzo pasa a ser “el gil” que paga el electrodoméstico en 24 cuotas, mientras que los violentos, lo obtienen gratis en cinco minutos. Pero hay algo más. La exclusión, la pobreza, pues si hay quienes robaron solo comida, duele más en navidad. Viene a cuento la canción de Gieco, “ la navidad de Luis”. Quienes se encuentran en la pobreza o la indigencia, muestran lo más oscuro de la marginalidad y más allá del hecho puntual del robo, reclaman un lugar dentro de la economía y terminar la estigmatización social a las que son sometidos, ya sea mediante ayuda del estado a cambio de lealtad, acompañamiento político y la entrega del voto. Pues entonces el modelo de inclusión no pasa por regalar planes trabajar, y futbool para todos o computadoras cuando no hay comida, sino pasa por tener una economía sustentable con trabajo para la mayor parte de la población (ideal sería todos) y educación sustentable orientada hacia el trabajo. Solo entonces a esa minoría el estado debería sustentar, no como ocurre en la actualidad en que el número de subsidiado es tan grande que compite con quienes tienen un trabajo y no es apreciación, solo basta con recorrer los bancos en donde se paga los subsidios y las colas pueden dar vuelta la manzana completa hasta la entrada de la institución. Un país no crece con asistencialismo ni centralismo de poder, más aún hace daño, desgasta y no trae buenos resultados, con solo mirar nuestra historia se puede comprobar. El equilibrio de poderes, lo público y lo privado en armonía, pero fundamentalmente la seguridad jurídica, la sociedad no enfrentada, los poderes abiertos al diálogo, no con la confrontación, odio o autismo, pueden ser el camino, caso contrario, el camino será en declive y la democracia enferma sin cura por mucho tiempo. Como argentina, como ciudadana comprometida cívicamente, como madre que quiere un país mejor para sus hijos mi deseo navideño para este país es encontrar la cura para la democracia enferma, un remedio podría ser gobernar para todos sin odios ni confrontaciones, cerrar heridas del pasado y todos los involucrados reconocer sus errores y pedir perdón por todas las víctimas, restablecer el diálogo, poner fin a la sociedad dividida, gobernar entre todos, no solo los políticos elegidos que hoy se transformaron en la oligarquía elegida, pero fundamentalmente a la sociedad le pido basta de dividirnos entre k y no k, como si cada bando estuviera enfrentando la batalla épica más grande de la historia, cuando el resultado final, si las cosas no cambian, tendrá el mismo resultado, ni vencedores ni vencidos. El 2013 no nos puede encontrar a los argentinos en batalla campal unos contra otros. Amén. SI ENTRE ELLOS SE PELEAN, LOS DEVORAN LOS DE AFUERA (Martín Fierro)

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