jueves, 26 de febrero de 2009

Cambios en las relaciones entre docentes, alumnos y familia



¡Quién podía olvidarse de su señorita! Aquella que en los primeros años de escolaridad nos ha enseñado las primeras letras y las reglas de la socialización. Ir a la escuela era ir al lugar sagrado, en donde estaba nuestra segunda madre, en donde las maestras no solo se dedicaban a educar sino que brindaba el amor incondicional, el abrazo tierno y el ayudar a generar valentía en el primer día de clase cuando se escapaba el lagrimón por miedo a lo desconocido. Creo que esta imagen sigue en la cabeza de muchas personas. Pero también esta imagen no está en la cabeza de muchas personas, más jóvenes, quienes no han podido sentirse identificados con ningún o pocos educadores que han transitado por su vida. Es que las relaciones humanas han cambiado y deshumanizado. La imagen de respeto que generaba un maestro, se cambio burdamente por considerar al maestro un igual, muchas veces hasta incompetente en las tareas que realiza, cuestionado en su quehacer. Es cierto que hay de todo, buenos y malos, pero aún sigo rescatando que el educar es una tarea que ennoblece, que genera una responsabilidad suprema, pues quienes educan tienen el diamante en bruto de un ser al que hay que moldear para hacer un hombre o mujer de bien. Quizá en la perdida de este sentido de la tarea a realizar se encuentre la respuesta al relajamiento que se ha creado en la relación docente, alumno y familia. El docente ha perdido el sentido nobiliario de lo que hace, porque ha perdido su propia dignidad frente a salarios paupérrimos y exceso de trabajo. El alumno ha perdido la imagen magnética que en otros tiempos le generaba el maestro o profesor, en muchos casos ya no es un referente válido o modelo. La familia a minimizado la función del maestro, en muchos casos sacando la autoridad de este, interviniendo en cuestiones que solo se arreglan dentro del colegio entre alumnos y maestros, equivocando su función. En resumen, la violencia se ha instaurado en el colegio en muchos caso, fundamentalmente por el relajo de las relaciones humanas, por la falta de respeto y de códigos de todos los que intervienen. Creo que es un tema muy profundo para pensar, y de urgente tratamiento. Una nación sin educación y salud, decía por allí algún pensador, no es nada, solo cosecha subdesarrollo y hambre. Restaurar los principios morales, los códigos éticos y las relaciones humanas no es tarea imposible, pues por cierto, en algún momento existieron, solo es cuestión de querer hacerlo. Con un poco de humor va un ppt que ayuda a reflexionar sobre esto

No hay comentarios: