lunes, 23 de febrero de 2009

RELATOS DE CASTILLOS Y CUENTOS DE ALCOBA




(Para la reconstrucción histórica se ha recurrido a datos documentales y a la Wikipedia)

El viaje a la historia comenzaba. Apasionada por la misma era un sueño largamente acariciado, muchas veces distante y lejano. Pensar que mientras estudiaba la historia europea, no podía abstraerme e imaginar esos lugares y reencarnar en esos personajes, eso sí en María Antonieta no. Con muchas ganas y cámaras de fotos subimos al auto para comenzar la recorrida. La recorrida del día se ofrecía como un gran atractivo para mí y para nuestro anfitrión, pero de gran aburrimiento para mi acompañante, adolescente poco comprometido y conocedor de la historia, por lo tanto apenas comenzó el recorrido se durmió.
El perímetro a recorrer abarcaba aproximadamente 250 km y se componía de un itinerario por los castillos que se encontraba cercanos al valle del Río Loira.
Mientras recorríamos carreteras, prolijamente cuidadas y seguras, a mi alrededor observaba la campiña verde (era verano), gente trabajando en tareas rurales, una central de energía nuclear, instalada a la vera del río ubicada allí para aprovechar su agua para enfriar a los reactores.
En la radio sonaba una melodía suave interpretada por Pierre Perret.
Es de destacar que la recorrida por estos Castillos y los lugares están declarados por la Unesco como patrimonio de la Humanidad.
Nuestro primer lugar a visitar era el castillo de Amboise.
Previo a llegar al lugar recorrimos la villa, de alrededores. En los albores medievales las villas o poblados que se componía de artesanos y campesinos, se establecían alrededor del castillo buscando la protección. Hoy son pequeños poblados que han respetado la arquitectura y parecen vivir en el tiempo, sin que este hubiere transcurrido, respetando las arquitecturas originales.

Este poblado comparte casas con capillas del siglo XIII, perfectamente conservadas. Así llegamos a nuestro primer castillo. El castillo Amboise.

Allí estaba la mole de piedra, sobria, con sus parques y sus interiores. El estilo románico con reminiscencias bizantinas con sus arcos ojivales y los vitrales. Los interiores eran sobrios en sus mobiliarios, sin dejar de tener estilo y no olvidando quienes fueron los anfitriones.
Todo es destacable en este castillo pero lo más significativo fue que según los lugareños allí había sido enterrada una celebridad del Renacimiento. Leonardo Da Vinci fue enterrado en la capilla de Saint Hubert en el castillo Amboise, allí figura su nombre. La emoción de estar cerca del espíritu de ese maestro crea una mística especial al lugar.
La historia de este castillo se inicia al ser construido con el fin de ser una fortaleza medieval, por lo que fue destruido varias veces por los Normandos. Fue residencia de Luis XI, Carlos VIII, Luis XII y Francisco I.
El Rey Carlos VIII, quien nació en Amboise, fue quien inició las notables construcciones de este Castillo. Una de ellas es la capilla Saint-Hubert, ubicada fuera del mismo. Su decoración se basa en la caza, ya que Saint-Hubert es el patrono de la caza. También puede verse representado en la puerta de entrada de la capilla. Hoy en día sólo queda en la misma la tumba de Leonardo da Vinci, ya que la capilla fue profanada hace muchos años.
Además, Carlos VIII, se encargó de la construcción de rampas hacia ambas torres, las cuales permitían un fácil acceso para los caballos y carretas; cargó sobre sus hombros el diseño y construcción de un parque situado sobre la terraza.
A los 28 años de edad, Carlos VII murió, por lo que dejó en las manos de Luis XII la construcción de una segunda ala, perpendicular a la que él había construido.
Al llegar Francisco I, invitó a Leonardo da Vinci a hospedarse en Amboise, quien en 1519 muere y es inhumado en la capilla Saint-Hubert.
Luis Felipe I fue el heredero del castillo de Amboise, por lo que se encargó de remodelarlo y dejarlo en condiciones, redecorándolo y manteniéndolo.
Este castillo jugó un rol histórico considerable. Luis VIII murió aquí a los 28 años después de haberse golpeado la cabeza en una puerta baja. Francisco 1ero y Catherine de Médicis residen aquí frecuentemente, grandes mecenas de los más famosos del renacimiento. En 1516, Francisco 1ero invita a Amboise a Leonardo da Vinci y lo instala en el Clos Lucé donde vive hasta su muerte..
Leonardo falleció el 2 de mayo de 1519, en la mansión o castillo de Clos Lucé (Francia). Francisco I se había convertido en un amigo muy cercano. Vasari recoge que el rey sostuvo la cabeza de Leonardo en sus brazos al tiempo que moría, aunque esta historia, amada por los franceses y representada por Ingres en una pintura romántica, parece más una leyenda que realidad. Vasari también dice que en sus últimos días, Leonardo pidió que un sacerdote recibiera su confesión y le diera la extremaunción.
De acuerdo a sus deseos, 60 mendigos siguieron su ataúd. Fue enterrado en la capilla de Saint-Hubert en el Castillo de Amboise. Cincuenta años más tarde, violada su tumba, sus despojos se dispersaron en los desórdenes de las luchas religiosas entre católicos y hugonotes.
El 23 de abril Leonardo había redactado su testamento ante el notario Guillermo Boreau. Melzi fue su principal heredero y albacea, pero Salai no fue olvidado: recibió la Gioconda y la mitad del viñedo de Leonardo, correspondiéndole la otra mitad al sirviente De Vilanis. A su criada Maturina diez paños y dos ducados; a sus medio hermanos, 400 escudos depositados en Florencia y un poder en Fiesole.
Luego de recorrer carruajes y pasadillos, dejamos el lugar rumbo a otro Castillo que majestuoso había desafiado la bravura del río Cher, el castillo de Chenonceaux.

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