lunes, 16 de abril de 2012

Un cuento no tan cuento;relatos de la vida cotidiana

YA FUI PROTAGONISTA EN ESTA PELICULA ¡¡¡ QUIERO PROTAGONIZAR OTRA!!! Seis de la mañana el despertador suena y Alejandra, cincuentañera se levanta para gozar solo de media hora de soledad antes que tenga que despertar a sus hijos adolescentes para que concurran a clases. Es 16 de Abril. Abre la ventana, empieza a ver los primeros reflejos del día y esboza una sonrisa, pensando que el día va a estar bonito y agradable. Baja despacio, disfrutando de esa tan ansiada y poca soledad, mientras el resto de su familia duerme, y acude a la cocina en búsqueda de un humeante y rico café, que con ganas, desea. Mientras los rayos del sol se filtran por la ventana, casi en penumbra, enciende su computadora y ansiosa comienza a leer las noticias del día mientras saborea el café. Sabe que debe hacerlo rápido, pues no falta mucho para que tenga que acudir a las piezas de sus hijos y golpear las puertas, en el mejor de los casos y esperando tener respuesta o tener que zamarrearlos con dulzura y escuchar epítetos no reproducibles hasta lograr despertarlos y levantarlos. Pero para eso todavía falta un rato. Vuelve, entonces a enfrascarse en su lectura. Bueno, no hay mucho de novedoso, los hechos de inseguridad que acarrean muertes, ya como algo tristemente cotidiano en las planas de los diarios, los cortes de las calles, y los hechos políticos, que por cierto no son menores. Algo le llama la atención. Lee, como si fuera un mensaje profético, que en la agenda presidencial estaba la posibilidad de expropiar YPF, lee con ansias los comentarios internacionales, las reacciones y posiciones de los diferentes países, y no pude dejar de exclamar ¡¡¡ pero yo ya fui protagonista de esta película!! Por supuesto que muy lejos estaba de imaginar que en esa tarde lo iba a ser para algunos un hecho histórico y para otros no, pero lo cierto es que la noticia profetizada fue confirmada en un discurso presidencial, se había expropiado YPF. Pero volvamos a la situación de Alejandra. Ayudada por el silencio reinante, de pronto viajo en el tiempo y se transportó al mismo día, con su familia, padre y madre pero transcurría la década del setenta. Entre el setenta y el ochenta dejaba la infancia para entrar en la adolescencia y a los fines del ochenta saludar a la adolescencia, pues para esas épocas, la adolescencia caducaba mucho antes que ahora. Mirando sin mirar, de pronto su cocina paso a ser el salón comedor de la casa de sus padres. Allí estaba parada con su guardapolvo blanco, impecable, perfectamente arreglado a la espera que la llevara al colegio. Sin embargo algo la inquietaba y no sabía bien que era, pero sus padres hablaban en voz baja, así que no podía saber que estaba pasando, pero presentía que tenían miedo y no sabía porque. En esa época sonaba una palabra, de la que no entendía muy bien su significado, pero bien cierto era que cuando se la nombraba, producía pánico y al menos en los rostros de mis padres demostraban miedo y preocupación, cavilaba Alejandra. Las salidas eran con un montón de recomendaciones. Vaya pasaron los años y mucho de esa época y los diálogos son un calco en la actualidad, los miedos en los rostros, los mismos. Pero volviendo al momento, esas palabras eran montoneros, ERP, a la que con el tiempo se le sumo militares. Por cierto, pensaba Alejandra enfrascada en sus pensamientos, que pasaron años para darme cuenta de lo que había pasado!! Volviendo a ese momento y ya casi saliendo para el colegio logre escuchar a mi padre que decía “ el panfleto lo repartieron por todo el barrio y decía el ejercito montonero hostiga, el ejercito montonero aniquila , el ejercito montonero apoya la resistencia popular, patria o muerte”, pero nosotros y el barrio esta poblado de gente de trabajo, seguía murmurando mi padre, para finalmente terminar la conversación con una pregunta sin respuesta ¿Qué quieren de nosotros? y con firmeza concluyo :nada tenemos que ver con esto. Y después de eso los sucesos se fueron refrescando con la rapidez de una película vista desde la dimensión de los años. El asesinado de Aramburu al poco tiempo de este recuerdo (1 de junio de 1970) desato la locura de pasión y muerte y así los hechos sucedían unos tras otros, encumbrados y anónimos morían en los atentados, incluidos “los daños colaterales”. El siete de septiembre moría en combate Fernando Abal Medina, pero la locura de pasión y muerte no tenía cumbre, a los asesinatos, atentados, se les sumaba la extorsión y los secuestros. Un mes después se toma la Calera Córdoba, sembrando el pánico entre los habitantes. Así iban pasando los recuerdos de Alejandra, se acordaba y se reía, pues robaba el diario de su padre y leía los sucesos a escondida, pues de eso no se habla en las conversaciones familiares. Ahh vagamente se acordaba de Campora, sabía que era el presidente y que esperaba el retorno de Perón. Por un momento sale de la abstracción temporal y vuelve a la realidad y piensa, vaya vaya!! La juventud actual se denomina de la misma manera, ¿quién se quedo en el tiempo el presidente por ser un adelantado en el tiempo o estos jóvenes por la añoranza del pasado?. Pero sus recuerdos vuelven a fluir cual trote de caballo brioso. No puede dejar de recordar 1973, ahhh como olvidarlos, fue la vuelta de Perón!! Y fue el 20 de junio día de la bandera, tenía el acto en el colegio y con que alegría iba!!, pero al volver a casa había mucha tristeza. Solo me dijeron murió mucha gente en Ezeiza. Con los años me enteré que hubo un enfrentamiento, incluidos los montoneros y fallecieron 156 personas. Y después las cosas empeoraron, mataron a Rucci, y otros tantos más, incluidos niños. La vida se hacía más dura, la plata no alcanzaba los alimentos eran difíciles de conseguir. Por suerte, pensaba Alejandra, mi casa tenía mucha tierra y se producían muchos alimentos. Escuchaba de mis mayores, recordaba Alejandra, cuando se filtraba alguna conversación, que Perón estaba muy enfermo y que el país era un descontrol y decían iba en picada. Las discusiones políticas entre los hombres eran encarnizadas, las mujeres no participaban, pero por allí se filtraba que estos montoneros tenían un tema con YPF y que Perón no estaba de acuerdo, pero no supe que era. Bueno, después me entere, meditaba Alejandra. Otra vez, Alejandra esboza una sonrisa y piensa, ¿ en que año estoy?. Vuelve a su adolescencia, un año después en 1974, recuerda a su madre regañar a su padre, que no fuera a la plaza de mayo a celebrar el día del trabajador. Vaya sabiduría tenía mi madre pensaba Alejandra, que mal terminó ese día. Un día de festejo se transformó en luto. Perón públicamente erradicó a los montoneros de las filas peronistas. Y las represalias por todos lados. Bombas que explotaban en cualquier lugar y mataban civiles circunstanciales, a policías que cumplían con su deber y el escalón mayor, los secuestros. Alejandra trataba de buscar en su memoria cuantos habían sido, pero no lograba recabar ese dato. No sabe porque pero recordó el de los hermanos Born. Firmenich, Perdía y Vaca Narvaja, eran los nombres que sonaban. Ahh se hablaba de las toma de los monte tucumanos, seguía pensando. Pero surgen nombres que en el 2012 son los mismos. ¿Serán ellos o sus descendientes o nada tendrán que ver? Meditaba mientras el pasado y el presente se fusionaban en su mente en un solo geoespacio. Mientras tanto seguía revolviendo su café y saboreando de a sorbos. Uhh pensaba entre vuelta y vuelta me recordé de María Estela de Perón, ahh ya había fallecido Perón y ella estaba en el poder, ¿pero que año era? Ahh si, ya estábamos en 1975. Hasta ese momento no había escuchado del ERP, pero pronto esa palabra también la comencé a escuchar. Según decía, recordaba Alejandra era más violentos que los montoneros, pero parece que se llevaban muy bien y planificaban en común. Era nochebuena y recordaba que estaba ansiosa por los regalos, susurraba Alejandra en voz baja, pero no hubo festejo. Los violentos habían copado el Batallón de Viejo Bueno y había muertos, pero la historia no había quedado allí, no se quería festejar porque se escuchaban tiros por todos lados, el ejército había salido a buscar los responsables de esa masacre y había miedo, así que ese año festejamos solos, cuando la costumbre era juntarse toda la familia. Recuerdo, que yo también había empezado a sentir miedo. La recomendación era no ir cerca de las paredes, ni abrir cajas que estuvieran en la vía pública, podía ser un artefacto explosivo. ¿Y después? Llego el 76 y el golpe militar, creíamos que era el alivio que todo iba a volver a la normalidad, que ingenuos!!, la violencia siguió igual, pero cambió de manos. Sin embargo había algo más de alegría, pues ya estábamos en 1978, y estaba el mundial. Recuerdo que mi padre había conseguido las entradas para la final, esos equipos naranjas no me los voy a olvidar más!! Y a cada rato pasaban un mensaje, “los argentinos somos derechos y humanos””. Pensar que con el tiempo nos enteramos que fue el año con más desaparecidos, torturados y muertos en la Argentina!!. Eran épocas de discusiones fuertes en casa con mi padre, me había quemado libros por miedo, por su contenido, me había hecho desaparecer discos porque eran música prohibida, pero yo quería escuchar a la negra Sosa!! Protestaba o quería escuchar música inglesa y no podía. Y ni que hablar con las películas. Jaja para poder ver la Naranja Mecánica me tuve que escapar y la pude ver en un cine de sótano de la calle corrientes. Otra vez la plata no alcanzaba, y mi padre hacía lo imposible para que nada faltara en casa, pero no pudo sustraerse del demonio tentador de conseguir las cosas importadas que dejaba traer Martinez de Oz. La tele a color!! Y era un mamotreto. Parecía que las cosas se empezaban a encarrilar, al menos ya no había violencia en las calles, pero el hambre y el disconformismo por un gobierno dictador y sin libertades empezó a hacer mella. El vecino de enfrente, el de al lado, mi propia madre, todos querían ir a la plaza a protestar, se animaron, y parecía que iba a ser el fin y volvería la democracia, pero de pronto empezó a sonar Malvinas y la locura de una patriada que fue genocidio. De pronto un sacudón hizo volver a Alejandra a la realidad, mamá, mamá, mira la hora que es!! No nos despertaste, acusaba malhumuarado uno de sus hijos. Alejandra en un abrir y cerrar de ojos volvió a su mundo cotidiano y a una realidad, que parecería que viaja en el tiempo. ¿Qué paso con sus recuerdos sobre la guerra y la vuelta a la democracia? Quedaran pendientes para otra vuelta de café, en otra mañana otoñal o no, con la penumbra de fondo y el silencio, su compañero.

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